miércoles, 16 de marzo de 2011



PONDS

Fotografía es siempre radiografía.  Voluntariamente o no, cada disparo retrata el interior de quien ejecuta la toma.  No es una cuestión de técnica o azar; sino de la propia esencia del hecho de mirar. Marisa Culatto ejecuta su mirada de una forma compleja y, sin embargo, sencilla.  Muestra con total honestidad lo que cree ver.  Y es esta honestidad en el acto radical de mirar (y de mirarse) lo que logra que sus fotografías sean transitivas en un sentido lingüístico, esto es: capaces de incorporar sujeto, objeto y acción. 
Cuando la lente de Culatto hace el camino de ida y vuelta que son sus fotografías (viendo hacia el exterior y mirando hacia el interior después) no es que se desplace o disloque.  O que sea incapaz de abrirse a lo ajeno de puro ensimismada, sino que se ve obligada a regresar.  Al fin y al cabo, sólo el ojo es capaz de crear la realidad.  Ese mecanismo doble, como en aquel mito de la caverna, nos presenta a una artista que convive en feliz desorden con su prolongación técnica: la cámara.  Así, esa cámara oscura, ambidiestra, y protésica hace tiempo que ya es irremediablemente parte constitutiva de Marisa Culatto, no pudiendo decir dónde acaba una o empieza otra. 
Los Ponds o estanques de esta serie son un espejismo.  En todos los sentidos posibles.  Las piedras, agua, mohos o líquenes están y a la vez no están (aunque siempre son).  Constituyen un ejercicio de refracción objetual, un juego de espejos.  Y es que no son lo que parecen.  Son paisajes sin territorio.  Sin tierra.  Sin lugar.  Y es que estos son paisajes psíquicos.  Proyecciones escópicas y reflejos del interior: estados de ánimo, pensamientos encontrados, gozos o dolores en su camino de regreso.  El sistema de elementos, opuestos, complementarios o suplementarios de estos Ponds, apunta y relata el estado psíquico humano.  No sólo el de Marisa Culatto - que lo hace - sino el de cualquier hombre, porque el artista - aunque no quiera - siempre habla por todos nosotros.
Al contemplar detenidamente esta serie, hay una percepción ineludible: que la materia que encontramos en estos Ponds ha llegado a lo que en la física contemporánea se denomina masa crítica.  A ese punto a partir del cuál los elementos se activan.  A este nuevo nivel de existencia donde emergen en un sistema autónomo, autoorganizado, cambiando de estado y de función.  Logrando, tras esta emancipación, que lo inerte sea narración; que lo ajeno formule como propio; que las aguas estancadas sean bellas.  
En contra del axioma cultural de lo veloz y la inmediatez que intenta instalar la fijeza de la vida en el desplazamiento, Culatto fija el desplazamiento de la vida en lo inmóvil...  Y es desde estos terrenos donde logra extraer lo bello.  Tal vez incluso, lo sublime en un sentido hegeliano.  De nuevo a contracorriente, Culatto se posiciona frente al abandono de la búsqueda de la belleza que divulga a los cuatro vientos el establishment artístico vestido de negro, recordándonos el hecho diferencial del arte.

Transgrediendo la actual tendencia fotográfica de lo documental, esta serie constituye todo un ejercicio de resistencia.  Al silencio y a las modas, pero sobre todo a la miopía cultural en la que estamos plácidamente instalados.  No es esta una fotografía testimonial, ni singular, ni siquiera concreta; es experiencia compartida.  Es complicidad tácita y silenciosa con el ojo que observa.

Abraham San Pedro